El 13 de abril, el gran museo nacional holandés, el Rijksmuseum de Ámsterdam, abre sus puertas tras una década de remodelación de sus instalaciones. Desbordado por la acumulación desordenada de nuevas salas que fueron ocupando su interior y convirtiendo el edificio en un laberinto, el centro encargó al estudio de arquitectos españoles Cruz y Ortiz una remodelación total de su interior.
Diez años y 375 millones de euros después, el Rijksmusem se ha despojado de su aire vetusto, ha recuperado su programa decorativo original y ha remozado sus patios interiores para crear una nueva zona de acceso que ofrezca las instalaciones que necesita un museo que espera acoger dos millones de visitantes al año.
El Rijksmuseum fue edificado a finales del siglo XIX por Pierre Cuypers, un arquitecto eclecticista que diseñó un amplio edificio en las afueras de Ámsterdam que cumpliera una doble función: ser cofre del tesoro artistico de Holanda y servir de puerta de acceso a la ciudad.
El interior del edificio estaba decorado con frescos historicistas en un despliegue de horror vacui que en el más austero siglo XX, especialmente tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se antojaba grandilocuente, excesivo y falto de gusto. Así, los muros con escenas didáticas de la Historia de Holanda fueron encalados para ajustarse a la nueva estética y devolver protagonismo a la obra expuesta.
Cruz y Ortiz han demolido todas las nuevas salas, han rebajado el patio central para crear una zona de acceso bajo el nivel de la calle que permite que los ciclistas puedan cruzar el edificio sin molestar a los vistantes o ser molestados por ellos ganando terreno al agua, que en Ámsterdam está literalmente a ras del suelo, y han devuelto protagonismo a los frescos algo ampulosos del edificio original, rindiendo homenaje al gusto estético de una época que se había preferido olvidar de forma caprichosa.
La única nueva construcción es un pabellón asiático exento para las colecciones procedentes de ese continente que el Rijksmusem tiene en concepto de préstamo.
El complejo proceso de demolición y reconstrucción ha sido documentado desde el primer momento por el fotógrafo español José Manuel Ballester, internacionalmente célebre por sus espectaculares fotografías de arquitecturas y grandes espacios en transformación.
Descubir el Arte adelanta a sus lectores en el número de marzo la remodelación del Rijskmuseum, lo muestra de la mano de Ballester, lo recorre acompañando a Antonio Ortizy escoge las mejores piezas que contiene, imprescindibles en cualquier visita a un centro que es a la ciudad de Ámsterdam lo que el Museo del Prado a la de Madrid.
Fuemte: Arturo Arnalte